
LA HISTORIA DE LEÓN SERPOLLET Y DEL HUEVO DE PASCUA MÁS RÁPIDO DEL MUNDO
16/01/2025
GALA DE CAMPEONES DE LA FEDERACIÓN ANDALUZA DE AUTOMOVILISMO (FAA)
05/02/2025La carrera París-Madrid de 1903 es uno de los eventos más significativos de los primeros años de la historia del automovilismo, no solo por ser una competencia de gran prestigio, sino también por las controversias y tragedias que la rodearon. Hasta tal punto que muchos medios de la época la criticaron por su peligrosidad, llegando a anunciar la muerte de las competiciones de coches en base al desastre que supuso este evento. En el post histórico de esta semana, vamos a centrarnos en explicar con todo lujo de detalles, la historia de una carrera que debería de haber sido el acontecimiento del año en el mundo del motor, pero que acabó pasando a la historia por las desgracias que sucedieron en él.
CONTEXTO HISTÓRICO
En 1903, el automovilismo no tenía ni diez años de vida. Sin embargo, la popularidad de las carreras de coches, como hemos visto en otros posts anteriores de nuestro blog, aumentó de una manera meteórica, pasando de carreras de una ciudad a otra dentro de Francia a ciudades que iban de un país europeo a otro, y también en paralelo a esto, lo que hacían en Estados Unidos, lugar donde también creció como la espuma la popularidad por las carreras de coches. Esta carrera de París a Madrid fue una de las pruebas evidentes de ese ascenso de popularidad de las carreras con vehículos a motor.
Después del éxito rotundo que supuso la carrera París-Viena del año 1902, el Automóvil Club de Francia (ACF) y el Real Automóvil Club de España (RACE), decidieron organizar de manera conjunta una nueva carrera a través de Europa que tuviera como punto de partida y de llegada las capitales de los países de ambos clubes del automóvil. París sería el punto de salida y la meta sería Madrid. La carrera prometía ser todo un desafío tanto para los coches como para los pilotos, ya que tenían que atravesar caminos rurales y carreteras no pavimentadas a lo largo de más de 1.000 km de carrera.

La expectación con este evento fue espectacular para la época, ya que se trataba de la primera carrera internacional de la historia que iba a tener lugar en España, siendo este el primer capítulo de la historia del automovilismo en nuestro país. O eso es lo que debería haber sido, ya que, como explicaremos más adelante, en esta carrera, pese a que llegaron a pasar coches por el territorio español, nunca llegaron a contar para ningún resultado.

PARTICIPANTES Y CATEGORÍAS
La carrera atrajo a varios de los principales fabricantes de automóviles del momento, incluyendo marcas como Panhard et Levassor, Mercedes, De Dietrich, Darracq o Renault. En total, para la salida de la carrera se inscribieron 315 vehículos, entre los que figuraban tanto automóviles como motocicletas. El tipo de vehículo y su peso fueron los criterios para separar las diferentes disciplinas. La categoría absoluta de coches era denominada Groses Voitures, o grandes automóviles, que debían pesar entre 651 y 1000 kg. Los Voiturettes legeres o cochecitos ligeros tenían que pesar entre 400 y 650 kg, los Voiturettes pequeños menos de 400 kg y luego estaban las motocicletas que, a diferencia de los automóviles, se agrupaban en una categoría única independientemente de sus pesos o cilindrada de los motores.

En cuanto a los pilotos podemos destacar varios nombres: en primer lugar el belga Camille Jenatzy, un habitual ya de nuestros posts, que participó con un Mercedes tal y como lo hizo en la Copa Gordon Bennett. Y tenemos también el caso de los hermanos Renault, tanto Louis como Marcel, que este último venía de ganar la París-Viena del año anterior, participarían con dos unidades de la marca que fundaron tan solo cuatro años atrás (1899).

ITINERARIO Y DESARROLLO DE LA CARRERA
La carrera comenzó con gran expectación en París el 24 de mayo de 1903. Para ser más precisos, el punto de salida de la prueba tuvo lugar ese día a las tres y media de la madrugada en la localidad de Versalles. El itinerario comenzaba en París y terminaba en Madrid, teniendo por el camino varios puntos de parada o checkpoints por los que tenían que pasar los pilotos, siendo la ciudad francesa de Burdeos el primero de estos dos puntos intermedios que hubo en la carrera.

A medida que los coches partieron, se generó una atmósfera de emoción y competitividad. Sin embargo, a medida que los coches avanzaban por las carreteras, varios accidentes graves sucedieron. Uno de los más notorios fue el de Marcel Renault, quien sufrió un accidente en el que acabó perdiendo la vida, y también falleció un espectador. Este trágico incidente desató una ola de preocupación sobre la seguridad de las carreras, hasta tal punto, que el gobierno francés quiso prohibirla. Aparte de Marcel Renault, los pilotos ingleses Claude Barrow y Phil Stead también perdieron la vida durante el recorrido. En total se produjeron siete fallecimientos durante el evento entre pilotos y espectadores. Esto provocó que el evento se cancelase cuando los primeros clasificados estaban llegando al primer checkpoint en la ciudad de Burdeos.

UNA CARRERA SIN UN GANADOR OFICIAL
Con la cantidad de desgracias que estaban sucediendo en un mismo evento, la carrera se canceló durante su primera etapa. Como la carrera fue cancelada, oficialmente nunca se llegó a nombrar a un ganador, pero si recogemos los resultados del primer punto de llegada, la victoria habría sido para el Mors del francés Fernand Gabriel, con Louis Renault y Jacques Salleron como acompañantes en el podio. De los más de 300 vehículos que tomaron la salida, solamente llegaron 20 al primer checkpoint en el momento en el que los gobiernos de ambos países organizadores anunciaron la cancelación de la carrera.
Pese a la cancelación, hay que decir también que los participantes que lo desearan, podían continuar con el recorrido original hasta Madrid, aunque no se contarían como resultado final. Muchos de los pilotos se quejaron de esta decisión, ya que consideraban que la suspensión era excesiva y que la carrera debería haber continuado.

Charles Jarrott a bordo de un De Dietrich, otro de los fabricantes participantes en la París-Madrid (Creative Commons)
ANUNCIO DE LA “MUERTE DE LAS CARRERAS AUTOMOVILÍSTICAS”
La cancelación de este evento marcó un cambio en la percepción pública sobre las carreras de automóviles de la época, llevando a debate el tema de la seguridad y, como consecuencia, la necesidad de establecer regulaciones más estrictas. La carrera tuvo tanta publicidad negativa que la propia prensa de la época hablaba de que el automovilismo había muerto con la París-Madrid de 1903. De hecho, tras producirse la cancelación, el gobierno francés ordenó que los coches volvieran a París tirados por caballos.

Por fortuna, este evento no acabó con el automovilismo para siempre. De hecho todo lo contrario, sirvió como punto de inflexión para que hubiera una concienciación mayor sobre la implementación de regulaciones más estrictas en las competiciones de automóviles, haciendo que, de una manera muy paulatina, se fueran mejorando las medidas de seguridad en las carreras. No en vano, fue en esta primera década del siglo XX cuando se empezaría a competir en circuitos cerrados, es decir, tener como punto de salida y llegada un mismo lugar y no usar caminos públicos abiertos al tráfico para pasar de una ciudad a otra, dando lugar a las carreras con vueltas. También fue en esta década cuando se produjo la construcción del Circuito de Brooklands, el primer recinto construido exclusivamente para las carreras de automóviles, que daría lugar al actual concepto de autódromo, siendo estos dos casos, ejemplos de cómo evolucionó para bien el mundo del automovilismo en materia de seguridad tras el desastre de la París-Madrid.