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04/07/2024PARÍS-BURDEOS-PARÍS 1895. LA PRIMERA CARRERA CRONOMETRADA DEL MUNDO
18/07/2024En este 2024 se cumplen 130 años de la creación del automovilismo. En julio de 1894 tuvo lugar la famosa París-Rouen, una prueba que, para la prensa de la época, era considerada como un concurso de carruajes sin caballos o “voitures sans cheveux” en francés. Hoy recordaremos los detalles de quién o quiénes fundaron la prueba, qué reglamento tenía, su itinerario, así como sus participantes y ganadores.
PIERRE GIFFARD, EL CREADOR DEL AUTOMOVILISMO
La idea de celebrar un concurso de carruajes motorizados surgió a raíz de un periodista, Pierre Giffard. Este periodista, nacido en 1853, era editor del Le Petit Journal, un periódico parisino que existió entre los años 1863 y 1944. Con esta primera carrera automovilística del mundo, Pierre Giffard tuvo varios propósitos: en primer lugar dar publicidad al periódico en el que él escribía; en segundo lugar, estimular entre la población francesa el interés por el automóvil, que había sido creado tan solo ocho años antes con el Motorwagen de Benz y, por último, desarrollar la fabricación de automóviles en Francia.
Para cumplir estos tres propósitos, Giffard vio en los eventos deportivos un buen escaparate de marketing para dar voz tanto a los automóviles como a su periódico. El concurso de carruajes sin caballos consistía en un evento de varios días que empezaba en París y concluía en la ciudad francesa de Rouen. La distancia total del recorrido era de 126 kilómetros. El trayecto incluía varias paradas obligatorias, entre ellas una en el pueblo de Mantes-la-Jolie para desayunar. Le Petit Journal anunció premios en metálico para los ganadores: 5.000 francos era el premio reservado para el primer puesto, 2.000 para el segundo, 1.500 para e tercero, 1.000 para el cuarto y 500 para el quinto.
Pierre Giffard. Periodista de Le Petit Journal y el “padre” del automovilismo (Creative Commons)
UN CONCURSO DONDE NO GANABA EL MÁS VELOZ
Una de las mayores curiosidades que tuvo esta primera carrera automovilística de la historia era su particular criterio para decidir al ganador. Estamos acostumbrados a ver en las carreras de coches y motos que el ganador es el que cruza primero la línea de meta tras un determinado número de vueltas, o el que tarde menos tiempo en llegar a la meta en el punto de llegada como pasa, por ejemplo, en los rallies. La París-Rouen de 1894 fue un caso muy excepcional. Al ser anunciada en la prensa de la época como un concurso y no una carrera como tal, se tuvieron en cuenta varios criterios establecidos por un jurado. Uno de dichos criterios era el de la seguridad de los carruajes, otro era la manejabilidad y el último era la relación calidad-precio. Como podemos ver, la velocidad no se tenía en cuenta a la hora de decidir el ganador. Habría que esperar solo un año para ver una carrera donde el ganador sí era el primero en alcanzar la meta, la París-Burdeos-París de 1895.
UNA LISTA AMPLIA Y VARIADA DE CONCURSANTES
En cuanto a los participantes de aquella carrera, también pasó algo muy destacable. Se inscribieron un total de 102 personas. Había participantes de todo tipo, como es el caso de fabricantes como Peugeot, Panhard & Levassor, de Dion-Bouton, Benz (actual Mercedes) o Serpollet. Y también teníamos a simples aficionados, que no estaban respaldados por ninguna marca oficial, que se inscribían por su cuenta con inventos que presentaban unos “conceptos excesivamente ambiciosos”. Para que veamos que la diferencia entre los “equipos oficiales” y “privados” siempre han existido en los deportes de motor. Este detalle de los conceptos ambiciosos hay que aclararlo, porque de los 102 inscritos de manera oficial al evento, solo 21 tomaron la salida. Esto se debe a que 78 de esos participantes no llegaron ni a formar parte de los entrenamientos clasificatorios, que se celebraron el 18 de julio. 23 de esos 78 concursantes decían tener carruajes impulsados por tecnologías desconocidas para la época o que eran demasiado fantasiosas como para plasmarlas en la vida real. Tenemos casos de participantes que corrían usando motores de “aire comprimido”, otros decían usar la “gravedad” como combustible, otros se inscribieron con motores hidráulicos, es decir, que usaban el agua como combustible, otros eran impulsados por pedales, otros por palancas y otros por hélices.
De los carruajes con tecnología más convencional, teníamos 19 modelos de gasolina y 26 vehículos de vapor que tampoco tomaron la salida. Hay que decir otra cosa, y es que hubo gente que se inscribió con carruajes que portaban motores 100% eléctricos. Estamos acostumbrados a decir en el Siglo XXI que el coche eléctrico es el futuro, pero ya, desde finales del Siglo XIX, tenemos testimonios documentales de vehículos eléctricos que se inscribían para participar en carreras. Desgraciadamente, ningún eléctrico formó parte de los 21 corredores que sí tomaron la salida. Solamente dos tipos de tecnología tuvieron éxito a la hora de formar parte del concurso, que fueron los vehículos de gasolina y los de vapor.
PANHARD & LEVASSOR Y PEUGEOT. LOS PRIMEROS GANADORES
El concurso comenzó el 19 de julio de 1894 y terminó el día 22. El primer piloto que cruzó la línea de meta en Rouen fue el Conde Jules-Albert de Dion con su vehículo de vapor con remolque. El Conde de Dion completó el recorrido después de 6 horas y 48 minutos, con una velocidad media de 19 km/h. Sin embargo, no le concedieron el primer premio del concurso, porque el jurado alegó que no tenía un fogonero para quemar el carbón que necesitaba para que el motor siguiera funcionando. Otro de los criterios que hay que tener en cuenta de este evento, era que cada vehículo debía de contar con al menos dos personas, un conductor y un acompañante que hiciese de asistente para cualquier necesidad que surgiese durante la carrera, como la de reparar el vehículo en caso de avería. Jules-Albert de Dion participó completamente solo. Era tanto el conductor como el que quemaba el carbón y la leña para que el vehículo siguiera adelante. Por lo tanto, esto fue motivo suficiente para que le “quitasen” la victoria al noble francés. Esto es la prueba perfecta de que, el hecho de llegar primero en una carrera y luego perder la victoria en los despachos, lleva existiendo en el mundo del automovilismo desde el primer día.
Finalmente, hubo una victoria compartida entre dos marcas en la primera carrera de coches de la historia, Panhard & Levassor y Les Fils de Peugeot Frères, la marca que hoy conocemos como Peugeot. Los Peugeot de Albert Lemaìtre y Augiste Doriot llegaron segundo y tercero respectivamente, mientras que dos pilotos de Panhard & Levassor, Hippolyte Panhard y Émile Levassor, habían sido cuarto y quinto respectivamente. El 24 de julio se repartieron los premios. El primero, el de los 5.000 francos se repartió a partes iguales a Panhard & Levassor y Peugeot. El segundo premio, el de 2.000 francos, fue concedido a Jules -Albert de Dion, por su “interesante tractor de vapor que funciona como un caballo y proporciona velocidad y potencia de tracción en las colinas”. El tercer premio (1.500 francos) fue a parar a Maurice Le Blant con su Serpollet de nueve plazas, aunque en realidad llegó a la meta el 15º. El cuarto premio de 1.000 francos, al igual que el primero, fue compartido por dos fabricantes: Le Brun y Vacheron. El quinto y último premio, de 500 francos, se lo llevó Émile Roger con su Benz Velo, siendo la marca germana junto con Peugeot las dos únicas que participaron en la primera carrera del automovilismo y que siguen existiendo en el presente.
La París-Rouen de 1894 supuso el punto de partida de algo que a día de hoy fascina a millones de personas en todo el mundo. El automovilismo se creó como un concurso de carruajes sin caballos, y en la actualidad, 130 años después del kilómetro cero, han cambiado muchas cosas, empezando por el criterio para decidir el ganador. Sin embargo, mantiene esa esencia como herramienta de marketing para promocionar empresas, ya sean del mundo del motor o no, y como laboratorio de pruebas para inventar y desarrollar todo tipo de tecnología destinada a mejorar la seguridad vial.